Las hermanas Esclavas de Cristo Rey, fundadas por el sacerdote Pedro Legaria Armendáriz en el año 1928, quien fue párroco en Murchante, pueblo de Navarra – España. Su celo apostólico y deseos de ser un sacerdote entregado totalmente a Dios buscaba apoyo espiritual en los padres jesuitas, quienes le proporcionaron la oportunidad de realizar los Ejercicios espirituales que actuaron en él con fuerza impulsora para su propia santificación y para ganar almas para Dios y extender su Reino. Esta experiencia le hace sentir la necesidad de formar verdaderos apóstoles. Por ello, conducido por el Espíritu santo, tuvo la inspiración de Dios de fundar una congregación religiosa que se dedicara a propagar los ejercicios espirituales según el método de san Ignacio de Loyola como un medio especialmente eficaz y renovación de la vida cristiana.

Como Esclavas de Cristo Rey hacemos vida el Carisma fundacional fomentando los ejercicios espirituales, la enseñanza y otras obras de apostolado. Trabajamos en la casa de Retiros Espirituales Cristo Rey en san Cristóbal Edo. Táchira. Fundada hace 40 años, ubicada en la aldea Pericos. Apoyamos a los diferentes grupos que llegan a la casa, brindamos la oportunidad de una experiencia de Dios, un servicio esmerado, hacemos acompañamiento a las personas de manera personalizada, damos los ejercicios en la vida corriente (EVC) para continuar creciendo en el conocimiento de Jesús y extensión de su Reino. Actualmente estamos trabajando en conjunto con la Red Apostólica Ignaciana de frontera, (RAIF) que llevan los padres jesuitas, fortaleciendo y visualizando nuevos horizontes, dándole fuerza a la práctica de los ejercicios espirituales; así mismo damos la catequesis a los niños que se preparan a la recepción de los sacramentos, acompañamos a las familias de la comunidad en los momentos puntuales.

Fue el mismo Don Pedro con su ardor apostólico quien recibió la gracia de Dios de poner en marcha el Apostolado Seglar de Ejercicios ( ASE) organización de las  fuerzas seglares para hacer llegar la acción de Dios a las personas y a la sociedad, de modo especial ofreciendo la experiencia de los  ejercicios espirituales. Hoy son las personas que, juntamente con la congregación, llevamos esta   grandiosa obra en este momento  actual de la Iglesia que nos invita a caminar en sinodalidad construyendo el Reino.