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Letra de la canción “Hay vida en este lugar”
Como una chispa que encendía un corazón
Como una luz pequeña que pronto creció
Como la nada y al mismo tiempo todo estaba
Como el amanecer que todo iluminaba
Y desde el cielo se escuchó una voz
Amor de Dios que en realidad un sueño convirtió
Y es ese amor el que hoy transforma la bondad en acción
En manos que sirven, manos que sienten con pasión
Y como el sol hace ver los colores,
la esperanza nace en todos los rincones.
Es un oasis de paredes de ilusiones
Que se va expandiendo cada día más.
Hay vida en este lugar
Semillas que hacen brotar
Hombres y mujeres con todos y para los demás
Que crecen y a su paso hacen a Cuba germinar
Son muchos los niños que llegan a este lugar.
Con el anhelo de algo nuevo encontrar
Miradas que se cruzan llenas de emociones
Tesoros encontrados en los corazones
¿Cómo retribuir tanto bien recibido? Nos resulta complicado expresar con meramente palabras los sentimientos más profundos. “El amor se ha de poner más en las obras que en las palabras”, diría San Ignacio; esta vez el amor se hizo canción.
En medio de una jornada ajetreada como la que casi siempre solemos tener, nos sentamos Lianka Real, Yeimit Gómez ECR y una servidora a continuar unos primeros versos, que nacieron de la idea de hacer música para los 10 años del Centro Loyola San Miguel. Contamos también con la ayuda de Coralia, nuestra profesora de canto, y con la viva presencia de un Dios que en toda una década no ha soltado de la mano a su obra. Nos bastaron unas dos horas para terminar la letra y melodía; se sentía como si la canción ya la hubiésemos escuchado antes, y hubiese nacido de lo más profundo de cada una: dos niñas que crecieron entre esas “paredes de ilusiones” junto a generaciones y generaciones, una hermana que volcó su misión como directora en ese “oasis”, colocando sus manos al servicio junto a muchas otras, “manos que sienten con pasión”, y una profesora virtuosa de su instrumento y movida por el espíritu que no dejaba pasar una sola idea. El resultado fue una canción muy experiencial, pero con la certeza de que no era solo nuestra, sino de todos los que la sintieran suya.
Llegó el día de la grabación y en el estudio solo pensaba: “Hay vida en ese lugar”. La película de tantos rostros de niños y colaboradores pasaba por mis ojos, “semillas que hacen brotar”, vidas que contagian vida, juntos, “con todos y para los demás”. Cerca del micrófono había colgada una bandera cubana, y estoy segura de que como a mí, a todas les salió de las entrañas decir: “Crecen y a su paso hacen a Cuba germinar” vislumbrando ahí nuestra esperanza y la confianza de que muchas cosas hermosas seguirán naciendo de este proyecto de Dios.
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Elianys Dávila
