Con gran alegría he podido acompañar a un grupo de jóvenes de colegios jesuitas de Extremadura, siendo 140 los participantes en esta Pascua tan especial que hemos vivido en Úbeda, Jaén. Junto a la Compañía de Jesús, durante los días de Semana Santa, hemos experimentado la presencia de un Dios vivo que nos invita a vivir en plenitud.
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Hermana Mar Camargo, ECR
Como alumnos del Colegio San José de Villafranca, en concreto esta vivencia que supone sobre todo un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la conexión con lo espiritual, recordamos el mensaje de amor y resurrección que define esta época especial. Cada día, en concreto de Miércoles Santo a Domingo de Resurrección, nos sumergimos en la vida de Jesús, en cómo vivió su recorrido hacia su cruz. Todo esto es gracias a las celebraciones, apoyadas de dinámicas, eucaristías diarias, de compartir en grupos MAGIS e incluso de las catequesis, donde participó la Hermana Mar.
Nuestro viaje espiritual alcanzó nuevas alturas cuando decidimos adentrarnos en estas pascuas en Úbeda, que transformaron y renovaron la percepción y conexión con la religión. Esta experiencia ha sido más que una mera práctica religiosa, fue un encuentro personal con Dios.
El retiro comenzó con una sensación de expectación y nervios, pero a medida que avanzábamos las preocupaciones se desvanecían gradualmente, dejando espacio para una sensación de calma y serenidad interior.
Durante el transcurso del evento participamos en diferentes dinámicas y prácticas espirituales que nos han llevado a una profundidad personal. A través de la oración, la meditación y la reflexión, con la ayuda de nuestros guías, nos sumergimos en conversación con Dios, experimentando una sensación de conexión y plenitud.
Uno de los momentos más significativos de estas pascuas han sido los acompañamientos y los ratitos de comunidad, donde personas maravillosas como el novicio Roger o la hermana Mar, quienes han compartido con nosotros sus experiencias de fe, nos han ayudado a hacernos los planteamientos correctos para reencontrarnos con Jesús.
Al finalizar la experiencia, me sentí renovado y fortalecido en mi fe. Hemos encontrado un nuevo sentido de propósito y dirección en los caminos de la fe, impulsados por la profunda conexión espiritual que nos han transmitido.
Queríamos finalizar esta carta agradeciendo a todos los implicados que nos han hecho disfrutar esta experiencia tan bonita. Por último, una mención especial a la hermana Mar Camargo, un auténtico descubrimiento, una bellísima persona que nos ha hecho pasar un retiro increíble, lleno de risas y emoción a partes iguales, con su cariño y su carisma.
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Jóvenes que han participado en la Pascua
