La joven Lianka, nuestra primera vocación cubana, es ya postulante ECR

Ella misma nos describe su nuevo comienzo

Actualidad de la Congregación

Fotografía de Lianka, muy sonriente junto a la imagen de la Virgen

Hoy es un día de dicha y de gracia para mí, y pido a Dios sea también de gozo y esperanza para cada uno de ustedes, aunque esto me deje en un gran compromiso. Hoy sin dudas es un día para agradecer, primero a Dios por tantísimo bien recibido a lo largo de este camino, en el que hoy puedo reconocerme profundamente amada y elegida desde mucho antes incluso de que mis padres supieran de mi existencia. Ya había sido soñada por quien, con la paciencia y el cuidado de quien ama, fue conduciendo suavemente mis pasos hacia su corazón ardiente. Quiero dar gracias hoy a mis padres por ser el amor vivo de ese Dios y cuidar de mí siempre. Gracias a esas personas, muchas aquí presentes, las que me abrazan en oración desde la distancia y otras que hoy me miran desde el cielo, por pintar mis alas de colores cuando todo para mí se hacía gris. Gracias Señor, por esos que me enseñaron que los sueños son preciados tesoros posibles de conquistar, que lo más importante no es la meta sino cada pequeño paso del camino que nos va haciendo mejor, cada vez más humanos, más como ese Jesús que nos mira y nos configura; a los que me han enseñado con su testimonio de vida que merece la pena amar y arriesgar todo por llevar en alto la bandera del amor, por construir su Reino en nuestra realidad.


Gracias doy a la congregación de Esclavas de Cristo Rey en especial por su presencia en esta tierra nuestra, por tantas hermanas que han pasado siendo luz en mi camino, contagiándome la alegría del evangelio y el Magis como modo de vida; por el acompañar constante durante estos últimos años, por cada acogida sincera, la fraternidad de hogar, por permitirme descubrirme y Ser pero, sobre todo, por enseñarme que lo más importante es mirarle siempre a Él, habitándome, llenando la vida.


Gracias a esta comunidad por el constante caminar, por sembrar en mí la fe y la esperanza de sabernos acompañados, movidos por un mismo Espíritu, hijos de una misma Madre. Gracias por la cercanía que anima, la alegría que nos une cada domingo en torno al altar. Por hacerme sentir parte de una enorme familia que es la Iglesia, una Iglesia que seguimos soñando todos juntos en medio de la diversidad.
Gracias, gracias, por el regalo de la vida que hoy con total libertad y gozo le consagro a Jesús, un gozo que quedará guardado para siempre en mi corazón. El Señor es siempre bueno y misericordioso con sus hijos; esta es mi alegría que he deseado compartir con ustedes hoy, y que le ofrezco al Señor desde lo profundo de mi ser.


Pido recen siempre por mí para que sea fiel a su llamada, pueda llevar su luz a muchas almas y encender la esperanza de su amor en este mundo. ¡Gracias infinitas por inspirarme a volar alto!

____________

Lianka Mercedes Real Spech

Compartir noticia